may 31

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Dice el dicho que se sufre, pero se aprende. Y esperemos que la selección española de balonmano, empezando por su entrenador y acabando por algunos de sus jugadores, hayan aprendido la lección del partido de ayer ante Noruega, en el que ganaron por 33 goles a 31, sufriendo hasta el final y pudiendo haber sido bien distinto el signo del partido.

Rocas y Juanín, con sus contrataques, Malmagro muy inspirado en su debut y Alberto Entrerríos, y las paradas de Hombrados fueron quienes sacaron a flote a un grupo que se mostró muy nervioso, impreciso y que no acabó de ajustar la defensa hasta el final del partido.

Los noruegos pusieron la casta y el corazón, además de una gran defensa, y a punto estuvieron de darnos un disgusto. Los hombres de Pastor tuvieron que remar todo el partido contra corriente para acabar ganándolo casi en la orilla, al finalizar el mismo, con el gasto y el esfuerzo que esto conlleva. Los franceses, en cambio, se deshicieron de Túnez con facilidad por 34 a 25 y dedicaron más de la mitad de partido a descansar y esperar el importantísimo partido de hoy a las 17:00.

La victoria de ayer despeja casi todas las dudas sobre la clasificación para los Juegos Olímpicos, ya que una victoria más sobre Túnez el domingo serviría para cumplir el objetivo, pero no aclara hacia dónde debe ir un grupo que se mostró nervioso, cansado y errático en muchas fases del encuentro. Esperemos que se pasen los nervios del primer partido, que podía haber sido una trampa, y a partir de ahora salga la calidad del equipo español.

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